He estado buscando alguna combinación para unas magdalenas de gusto parecido a la piña colada pero sin buttercream ni decoraciones por encima (en casa son todos más de magdalenas de toda la vida). Como ninguna combinación me acabó de convencer para lo que yo buscaba, he creado la mía. El resultado es muy suave, esponjoso y, aunque lleva un poco de alcohol, con la cocción se ha evaporado y no tiene sabor a alcohol en absoluto. Así que, aunque tienen el aspecto de una magdalena normal (ver foto), el gusto sorprende. De todos modos, en próximas publicaciones buscaré una fórmula que se parezca más al sabor real de la piña colada.
Esta receta, al no llevar leche y solo el jugo del coco, tampoco lleva lactosa. Si tenéis niños podéis cambiar el Malibú por almíbar o bien poner los 120 gr de leche de coco.
Ingredientes:
80 gr de aceite de girasol
180 gr de azúcar
3 huevos
200 gr de harina
1 sobre de gasificante
3 cucharadas colmadas de mermelada de piña (de la marca la Vieja Fábrica hacen una con muchos trocitos, muy adecuada para la receta)
60 gr de crema de coco (si no tenéis crema de coco lo podéis hacer también con leche de coco)
60 gr de Malibú
Como siempre, mi base de receta de magdalenas: mezclais con varillas de mano el aceite con el azúcar, cuando esté bien mezclado añadís los huevos, cuando tengáis una crema blanquecina añadís la harina previamente tamizada con la levadura (con un tamizador o un colador de cocina normal).
Cuando tengáis todo ello bien mezclado, añadís las tres cucharadas de mermelada, mezcláis bien y a continuación la crema de coco que habréis mezclado bien previamente con el Malibú.
Mezcláis todo bien, vertemos en los moldes hasta un poco más de la mitad (recordad que mi combinación os suele dar para unas 20 magdalenas) y al horno que habremos precalentado a 180 grados.
Dejamos a 180 grados durante 25 minutos, retiramos de los moldes y dejamos enfriar siempre en una rejilla para que no queden húmedas.
Servidlas espolvoreadas con azúcar glas y un poquito de coco rallado.
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